El Rincón de Javier Rojas Asensio – Puertas en las murallas de Toledo – PARTE 2

Puertas en las murallas de Toledo

 

SEGUNDA PARTE

 

   De origen netamente árabe existen varias puertas: la puerta de Valmardón  o del Cristo de la Luz, construida en el siglo X sobre una antigua vaguada; la puerta de Doce Cantos, situada en el entorno de los palacios de Galiana y cubierta de escombros durante muchos años; la puerta de Alcántara, frente al puente del mismo nombre, fue probablemente la puerta por la que entró Alfonso VI en la toma de Toledo; la puerta de los Caballos o Arco de la Sangre, que conectaba el Alficén musulmán con la actual plaza de Zocodover; y por último la puerta del Vado, en el barrio de Antequeruela, llamada así porque se encuentra en el único remando que hace el río Tajo en muchos kilómetros  y que tuvo una importancia capital hasta su práctica desaparición a partir del siglo XVII.

 

6.- Puerta de Valmardón ó del Cristo de la Luz

 

   La puerta de Valmardón o del Cristo de la Luz, construida en el siglo X sobre una antigua vaguada.

 

Historia

 

   La Puerta de Valmardón o Bab-al-Mardum, era una de las que permitían el acceso a la medina islámica toledana. Su nombre musulmán indica que durante un cierto tiempo estuvo tapiada, al ser utilizado como paso principal la cercana puerta del Sol, más accesible y con menos pendiente. Sus restos más antiguos se datan en torno a los siglos IX y X, aunque los primeros documentos que la mencionan son de fecha posterior. La pérdida de su valor defensivo significó la desaparición de la estancia superior y de sus primitivas torres posiblemente ya en el siglo XV. Por entonces se la conocía como puerta del Mayordomo o puerta de la Cruz y en ella vivía el corregidor de la ciudad. También fue cárcel y tuvo otras funciones.

   Los Reyes Católicos la cedieron a Pedro Lasso de Castilla. En poder de sus descendientes, los Mendoza, estuvo hasta bien entrado el siglo XVIII. Después fue utilizada por el hospital de San Lázaro para cuidar a los enfermos de tiña, lepra y sarna. Desde finales del siglo XIX es usada como vivienda particular.

 

Arte

 

   El acceso a través de estas puertas debió realizarse por sendos arcos de herradura, que fueron modificados posteriormente hasta convertirlos en arcos de medio punto, sobre los que se sitúa el cuerpo superior que servía como estancia, distinguida externamente con el típico aparejo toledano. Algunos huecos ciegos, y una ventana, dan cuenta de los cambios en su uso.

Puerta de Valmardón ó del Cristo de la Luz – Ángel Martinez Torija

 

7.- Puerta de Doce Cantos

 

   Tras el derrumbe de parte del muro que se sitúa frente a ella, esta antiquísima puerta parece haber salido temporalmente del olvido al que suele estar condenada por la abundancia de monumentos que atesora Toledo.

   Su curioso nombre parece deberse a la poca cantidad de sillares -de enorme tamaño- con que está construida, si bien otros autores han apuntado a que se derive de doce caños en referencia a la posibilidad de que en este lugar existiera una fuente con ese número de embocaduras.

   Se sitúa en la zona este del recinto amurallado, en un conjunto defensivo que se correspondería con las Corachas – lienzo de muralla – del Alfizén que protegían la primitiva ciudadela en torno al Alcázar de época musulmana. Según el autor del libro “Fortificaciones de Toledo. Las Corachas del Alfizén”), Jesús Carrobles, esta puerta sería la denominada en época califal como de Azinach.

Fotografías publicada por Eduardo Sánchez Butragueño – Toledo Olvidado – Año 2010

 

   Se sitúa justo debajo de donde se levantara el Hospital de Santiago (demolido en 1884). Sobre sus escombros se levantó el picadero y otras dependencias militares. Es probable que esta demolición del Hospital y las obras del picadero contribuyeran mucho a colmatar de escombros la ya maltrecha puerta de Doce Cantos. 

 

8.- Puerta de Alcántara

   Apareció hace un siglo de forma sorprendente y en bastante mal estado al derribar unas viviendas que la ocultaron durante varios siglos, reconstruida a principios del siglo XX. Da acceso al interior del centro histórico de la ciudad atravesando por su lado oriental la muralla que la rodea. Se encuentra frente al Puente de Alcántara, que cruza el río Tajo y que a su vez está protegido por dos puertas fortificadas en sus extremos.

   De origen árabe, data aproximadamente del siglo X, aunque se le hicieron importantes modificaciones durante la época cristiana. Tuvo gran relevancia en la defensa de la ciudad durante la Edad Media, al ser el lugar por el que entraban personas y mercancías. Desde el siglo XVI la puerta estuvo cegada hasta su posterior descubrimiento en 1911.

   La puerta constituye una entrada en recodo, típica de la ingeniería militar hispanomusulmana, y su vano principal consta de un arco de herradura situado entre dos torres cuadradas y almenadas con arqueras en sus laterales.

 

Puerta de Alcántara

 

“LA VERDADERA PUERTA DE ALCÁNTARA” – Toledo olvidado

 

   Cuarenta años después de derribar la Puerta de San Ildefonso -en 1911- y tras unas destartaladas infraviviendas que se situaban frente al torreón del puente apareció la auténtica y verdadera Puerta de Alcántara, que había sido cegada en el siglo XVI y olvidada desde entonces.

 

   Cuarenta años después de derribar la Puerta de San Ildefonso -en 1911- y tras unas destartaladas infraviviendas que se situaban frente al torreón del puente apareció la auténtica y verdadera Puerta de Alcántara, que había sido cegada en el siglo XVI y olvidada desde entonces.

 

   La demolición de estas casuchas mostró al mundo un descubrimiento sensacional, una puerta árabe del siglo X, con su característica entrada en forma de codo, y que fue reformada en época cristiana. Daba acceso a la ciudad desde el Puente, dando continuidad al camino histórico que descendía por el Castillo de San Servando.

   En el momento de su descubrimiento, su estado no era demasiado bueno, y su arco de herradura apenas se intuía:

 

   Sin embargo, tuvieron que pasar otros cincuenta años hasta que se acometieron a mediados de siglo los trabajos para reconstruir la Puerta de Alcántara:

 

Este es el resultado de la rehabilitación

   Se reconstruyó el acceso desde la puerta hasta el Paseo del Carmen que se encontraba lodado y se construyeron las escaleras que suben hasta el mismo. También se ajardinaron todos los taludes:

 

Fotografías publicadas por Eduardo Sánchez Butragueño – Toledo Olvidado – Año 2011

 

“LA VERDADERA PUERTA DE ALCÁNTARA” – Toledo olvidado

SÁBADO, 22 DE ENERO DE 2011

 

 

9.- Puerta de los Caballos o Arco de la Sangre

 

   Situado en plena Plaza de Zocodover es la vía histórica de comunicación de la Plaza principal con los caminos que procedían del sur y este y que confluían en el Puente de Alcántara.

 

 

   Permitía el acceso al Alficén, que era la ciudadela fortificada que alojaba el alcázar y el palacio real. 

 

 

   Se trata de la antigua puerta de acceso a la alcazaba, donde residía el gobernador musulmán y la guarnición de la ciudad.

   Recibía el nombre de Bab.al.Yail (Puerta de los Caballos), quizás haciendo referencia a que se abría al zoco de las bestiaso que por ella se entraba y salía a caballo y no con carruajes, por el fuerte desnivel entre la plaza y el recinto fortificado.

 

  Su estructura  auténticamente árabe, con el arco interior de herradura, se conservó intacto hasta 1936, que con motivo de la lucha fratricida y el asedio al alcázar, quedó destruido. El que existe en la actualidad es una reproducción realizada a partir de 1945.

 

 

   En la fachada que mira a la plaza debió haber en su día otro semejante que se debió de perder con el terrible incendio de 1589 o se destruyó cuando la reforma de la plaza a finales de ese mismo siglo.

   Sobre el arco, cuando la ciudad fue reconquistada por Alfonso VI, se instaló una capilla mantenida por la cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo, fundada por el rey Sancho II el Deseado, a mediados del siglo XII. Por ello su denominación actual, Arco de la Sangre.

   Su misión consistía en asistir a los reos que iban a ser ajusticiados hasta el momento de su muerte, pues a partir de ese instante pasaban a cargo de la cofradía de la Caridad.

   El día en que se iba a ejecutar al condenado, los cofrades iban por las calles pidiendo una limosna para el sufragio de su alma y ponían colgado en el balcón de este oratorio un paño de terciopelo encarnado con galón de oro, y el escudo de las armas reales y el blasón de la cofradía – las cinco llagas de Cristo goteando sangre – bordados con el mismo material, en su centro. En este mismo sitio de decía una misa por su alma y más tarde todos los sufragios a que dieran lugar las limosnas recogidas.

   Desde esta capilla se decían misas diarias para todos los que estando en la plaza en sus quehaceres no podían acudir a alguna de las iglesias de la ciudad. Más tarde se redujo a una misa los días de fiesta y luego se suprimió por completo esta costumbre.

   En época de la II República se podía ver sobre el arco la inscripción “Plaza de la Constitución” que durante unos años sustituyó al nombre oficial de Plaza de Zocodover.

 

10.- Puerta del Vado

 

Puerta del Vado – Javier Rojas Asensio

 

   La Puerta del Vado se localiza en el Barrio de la Antequeruela, antiguo arrabal de San Isidoro y forma parte de su recinto amurallado. El origen de este arrabal es consecuencia de la ampliación de la ciudad hacia el noreste en época islámica. Su importancia estratégica es incuestionable debido a la existencia de un vado natural del río, único practicable con ciertas garantías en una amplia zona del interior de la Península. Toledo y su vado se van a convertir en la llave que permite el acceso y control de las comunicaciones entre amplias zonas de la Meseta desde la prehistoria hasta finales del siglo XVIII (Carrobles y Palomero 1998:246). No obstante, es durante la Edad Media cuando este punto estratégico adquiere un papel determinante en las luchas de poder entre musulmanes y cristianos por controlar el territorio. Esta importancia estratégica va perdiendo fuerza en el siglo XVI cuando se traslada el eje básico de comunicaciones a la zona norte, en concreto la puerta de Bisagra y el camino de Madrid (Ruiz Taboada, 1999:295).

   La muralla que define el barrio se desarrolla desde el Miradero hasta la puerta de Bisagra Nueva.

   En este tramo de muralla las fuentes históricas identifican dos puertas: La Puerta de los Grederos y la Puerta del Vado. Hay autores que citan desconocer la localización de la primera, pero otros la relacionan con la llamada “Puerta de Perpiñán”, encerrada hoy en el Miradero.

   El “descubrimiento” de la Puerta del Vado se hace en el marco de un proyecto de restauración de las murallas de Toledo (1996-2002) en el que participan el Ayuntamiento de Toledo, la Fundación Caja Madrid y la Junta de Comunidades.

   La puerta descubierta era uno de los principales accesos a la ciudad en plena Edad Media y se encuentra ubicada en un barrio con una importante tradición alfarera.

 

Puerta del Vado – Javier Rojas Asensio

 

   Esta actividad es la que va a condicionar los sucesivos cambios de relieve tanto extramuros como intramuros que sufre la zona al ser depositaria directa de los desechos cerámicos generados por dichos alfares.

   Con respecto al recinto amurallado, las noticias más antiguas de este tramo de muralla recogidas en los Anales Toledanos provienen de textos mozárabes que hacen referencia a las constantes inundaciones que sufre el barrio de la Antequeruela como consecuencia de las crecidas del río Tajo (González Palencia, 1930; Porres Martín Cleto, 1993).

   En este sentido, las fuentes históricas mencionan varias de estas inundaciones en 1113 y 1207, que llegaron a cubrir el arco de la ahora redescubierta puerta del Vado (Porres Martín Cleto, 2002; 147).

   La última  vez que se la conoce como Puerta del Vado es 1442. En el siglo XVI pasa a denominarse puerta Nueva.

   En el siglo XVII este acceso queda en desuso y se abre un hueco en la muralla. Dicho acceso se encuentra todavía hoy en uso. Lo único que queda a la vista de la puerta en la actualidad es el cuerpo superior de la misma, catalogada hasta el momento de su descubrimiento como torre.

   La última referencia a la puerta la tenemos en el plano que Arroyo Palomeque hace de la ciudad de Toledo a principios del siglo XVIII en el que se aprecia todavía parte de su alzado con el arco de herradura intramuros.

   El sondeo en el interior de la puerta ha dado la posibilidad de conocer el alzado real del arco de herradura y de los diferentes tramos de la puerta.

   Desde un punto de vista constructivo nos encontramos con una puerta similar a otra localizada en la misma ciudad y conocida como de Alfonso VI o puerta Vieja de Bisagra. Las proporciones son idénticas y sólo varía algún detalle del trazado debido a las características topográficas del terreno sobre el que se ubica.

   La Puerta del Vado aunque mantiene elementos arcaizantes como son el arco de granito enjarjado de herradura de la fachada principal, es de única obra en todos sus cuerpos y, por tanto, pertenece a un mismo momento constructivo. La excavación planteada tanto en el exterior como en el interior de la puerta así como es estudio de su obra y fábrica permiten diferenciar una serie de momentos de uso de la puerta hasta su total abandono en el siglo XVII.

   A finales del siglo XVII se abandona la puerta. El paso de carruajes se debía hacer sorteando todo tipo de desniveles originados por la elevación artificial de la cota de nivel del suelo. En este momento la luz de los arcos se había reducido considerablemente, desgastándose las dovelas por el roce de los carros. Tras su abandono, el cuerpo inferior de la puerta se colmata totalmente de escombros y se pierde la memoria histórica de su existencia. En el siglo XIX, cuando Sixto Ramón Parro escribe el Libro “Toledo en la mano” desconoce de la existencia de esta puerta (Ramón Parro, 1857:517).

   Cuando , en el año 2001, bajo la dirección del arqueólogo Arturo Ruiz Taboada, durante l realización de unas labores de limpieza en el interior de uno de los sótanos del torreón que se localiza junto a la actual Puerta Nueva, los integrantes de la Escuela Taller de Restauración del Ayuntamiento de Toledo descubrieron un arco de ladrillo hasta entonces oculto, nadie se podía imaginar que estaban en el inicio de uno de los descubrimientos arqueológicos más espectaculares llevados a cabo en Toledo en los últimos años: La recuperación de la Puerta del Vado, intacta, soterrada 9 metros bajo tierra.

 

Textos: Referencias tomadas de las publicaciones:

  • “Toledo en 59 preguntas” – Ediciones Covarrubias – J. Andrés López-Covarrubias Martín- Caro – Año 2011

  • “Fantasía y Realidad de Toledo” – Editorial Azacanes – Por Ángel Santos Vaquero y Emilio Vaquero Fernández-Prieto – Año 2002

  • “El Toledo Invisible” – Antonio Pareja Editor – Año 2002 – Luis Moreno Domínguez, Francisco J. Alguacil San Félix y Pablo Alguacil San Félix.

  • Archivo Municipal de Toledo – Mariano García Ruipérez (Archivero Municipal) publicaciones en la Web.

  • Blog Toledo Olvidado – Eduardo Sánchez Butragueño

  • “La Puerta del Vado de Toledo” – Antonio Pareja Editor – Año 2009 – Arturo Ruíz Taboada, Jacobo Fernández del Cerro.

  • Aproximación al estudio del recinto amurallado de Toledo: El Descubrimiento de la Puerta del Vado – Arturo Ruíz Taboada. – Tulaytula

 

 

Fotografías: Tomadas por Javier Rojas Asensio y por Angel Martinez Torija. Algunas pertenecen a Eduardo Sánchez Butragueño.

Artículo realizado por Javier Rojas Asensio

 

 

Comentarios

  1. Francisco Javier Rojas
    Francisco Javier Rojas 31 marzo, 2019, 18:48

    Seguiremos con nuestra labor… Difundir nuestra ciudad.
    Gracias Ángel.

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