El Rincón de Javier Rojas Asensio – El Paseo de Merchán (La Vega)

   Siguiendo con nuestros recorridos por Toledo cuando salimos del espléndido edificio renacentista que es el Hospital de Tavera para dirigirnos hacia el Casco Histórico debemos atravesar un espacio abierto ajardinado.

   Es una zona de esparcimiento para los habitantes y visitantes de Toledo, llamado Paseo de Merchán”.

 

 

  Este espacio, entre el Hospital de Tavera y la Puerta de Bisagra, no siempre estuvo así de llano. Antes del primer tercio del siglo XVI estaba ocupado por una serie de vaguadas donde los toledanos iban acumulando escombros y basuras, formándose verdaderos muladares – estercoleros –

 

   Su visión, así como los olores que se producirían, no debía ser muy agradable, por lo que en 1538 el corregidor de Toledo, el Mariscal don Pedro de Navarra, marqués de Cortés, allanó el terreno tapando los muladares bajo carretadas de tierra, logrando formar una amplia explanada que llega hasta el hospital de San Lázaro. Tardó dos años en completar su empeño. Ahora serviría para poder celebrar actividades castrenses.

   Debido a su ejecutor, a este amplio y llano terreno se le empezó a llamar plaza o paseo del Mariscal, denominación que fue degenerando a Marischal, Marechal…. El pueblo más tarde lo empezó a llamar, por degeneración, paseo de Merchán, que es el nombre con el que ha llegado a nosotros, aunque también se le conoce simplemente por la Vega”.

 

   No será hasta el siglo XIX cuando se urbanizará, ajardinará y plantarán una serie de árboles – cedros, olmos, plátanos, tilos y setos de boj – que le darán su configuración actual, aunque se siguió ampliando y ajardinando a lo largo del pasado siglo XX.

   Se halla decorado con estatuas de reyes hispanos, procedentes, al parecer, del Palacio de Oriente de Madrid, donadas por Carlos III al cardenal Lorenzana, quien mandó colocarlas por diversos puntos de la ciudad. Wamba, Sisenando y Sisebuto – monarquía visigoda – La de Alfonso VI se encuentra situada junto al vano de la derecha de la Puerta de Bisagra. Alfonso VII y Alfonso VIII lo son del reino de Castilla.

 

 

   Es curiosa la Casa de corchoen mitad del paseo, llamada así por estar revestidas sus paredes con este material, para el guarda, junto con un pequeño estanque.

 

 

   En la actualidad frente a la Casa de Corcho nos encontramos con una reproducción de la obra escultórica de Alberto Sánchez, escultor toledano, titulada Mujer Toledana”.

 

 

   En la zona más cercana a las murallas se creó en 1962 una rosaleda dedicada a José Serrano Baona, concejal de Toledo y en uno de sus frentes se levantó un monumento escultórico en homenaje al maestro de Ajofrín, Jacinto Guerreo, el 25 de septiembre de 1976, obra de Comendador.

 

Fotografía publicada por Eduardo Sánchez Butragueño – Toledo Olvidado

 

   En la actualidad la zona de rosaleda ha cambiado, prácticamente, en su totalidad.

 

 

   En este paseo, todos los jóvenes toledanos hemos compartido nuestras ilusiones, sueños y deseos. ¿Quién no recuerda con alegría mal contenida aquellos paseos de tarde-noche lanzando miradas amorosas a l chica de nuestros sueños, y las sonrisas mal disimuladas y cuchicheos de las jóvenes cuando veían pasar el galán añorado? ¿Quién olvidará aquellos felices e íntimos momentos en los bancos, entre los parterres y setos de los jardines? Y los que tenemos cierta edad seguimos añorando sobre todo, las ferias de agosto que en él se celebraban. Fiestas en honor de la patrona de la ciudad, la Virgen del Sagrario, entre el 14 y 21 de dicho mes.

   Todavía cuando atravesamos por este tranquilo paraje nos vienen a la memoria el olor de los churros y del pescado en escabeche de las bargueñas…; el ruido de los carruseles y circos, las voces de los vendedores, las músicas de los espectáculos, los altavoces de las tómbolas ofreciendo y dando todo tipo de regalos, las llamadas de las mamás a sus chiquillos diciéndoles adiós o que tuvieran mucho cuidado, cada vez que la vuelta del tiovivo los ponía ante sus ojos, las bocinas de los coches, los chillidos de las chicas al caer la barca o la noria, las detonaciones del tiro al blanco, las voces de los jóvenes llamando a los amigos…; las luces de los arcos del paseo central y las múltiples y distintas de los puestos y atracciones; los empujones; los bailes nocturnos con la ilusión, no siempre conseguida, de mantener entre nuestros brazos al amor incipiente; las caras bonitas y alegres de las toledanas vestidas de fiesta….

   Todo este ambiente componía una estampa abigarrada y entrañable que nos produce enorme nostalgia y más ahora desde que trasladó el ferial a otro espacio mucho más amplio y cómodo, pero menos íntimo y acogedor y con un marco menos elegante y bello.

   Era otra época, más humana, menos regulada y más normal.

   Tanto en el invierno como en el verano tomar un refresco, horchata, chocolate con churros o patatas fritas en sus emblemáticos establecimientos (Katalino, El Parque, Mariano…) es un verdadero placer que se disfruta de generación en generación.

 

 

Retornando al siglo XIX

 

Fotografía publicada por Eduardo Sánchez Butragueño – Toledo Olvidado

“Álbum con fotografías de Toledo – Hacía 1890 – Fototeca del Museo del Ejército, signatura MUE 120476”

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Textos: Referencias tomadas de las publicaciones:

  1. “Fantasía y Realidad de Toledo” – Editorial Azacanes – Por Ángel Santos Vaquero y Emilio Vaquero Fernández-Prieto – Año 2002

Fotografías: Tomadas por Javier Rojas Asensio y por Angel Martinez Torija. (Algunas publicadas en Toledo Olvidado por Eduardo Sanchez Butragueño).

 

Artículo realizado por Javier Rojas Asensio

Comentarios

  1. Francisco Javier Rojas
    Francisco Javier Rojas 14 febrero, 2019, 11:57

    Ángel buena conjunción de imágenes con el texto.

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