Leyenda del Fantasma del Castillo de San Servando

     Vivía en Toledo por aquellos días, Don Lorenzo de Cañada, un poco fanfarrón y que desenvainaba su espada a la mínima ocasión.

     Cuando se dio el toque de queda, los alguaciles, tras comprobar que no se acercaba ningún despistado por los caminos, cerraron las puertas del Puente de Alcántara, tal y como había mandado uno de los soldados nobles de la ciudad, Ferrán Cid.

 

 

     Antes de las doce de la noche, se vieron luces corriendo entre las almenas del Castillo de San Servando, a la vez que se oían las voces de los soldados del castillo. Alertados los centinelas del puente por los soldados del castillo, subieron hasta el castillo diez hombres para ver lo que ocurría.

 

 

     Estos hombres volvieron para contar lo sucedido a Don Lorenzo de Cañada, que no quedó muy convencido, se puso su capa y fue hacia la subida que conduce al Alcázar, que era la morada del Alcaide Ferrán Cid, que lo recibió a pesar de lo avanzado de la hora:

  • ¿Cómo decís que se llama el muerto?

  • El alférez Valdivia.

  • ¿Y no se sabe el porqué de su muerte?

  • No se sabe nada, es muy extraño.

  • Pues mañana decidiremos como arreglar esto.

 

     A la mañana siguiente, en el patio de armas del castillo, estaban reunidos los capitanes encargados de la guardia del castillo y del puente, junto con el alcaide. Decidieron repartir a la guarnición por las murallas de la ciudad y abandonar el castillo para evitar nuevas muertes, no por miedo.

 

     Un tiempo después, cuando ya estaba todo casi olvidado, se empezaron a extender nuevos rumores sobre los soldados: “una sombra con la figura de un descomunal guerrero vestido con armadura, aparece todas las noches en el torreón norte”.

     En los soldados fue apareciendo el miedo y nadie se atrevía a pasar por el camino que bordeaba al castillo a menos que brille la luz del sol. Aquello que solo era un rumor entre los soldados, hoy se conoce por todo Toledo como el Fantasma de San Servando.

 

     Hacía una semana que no se veía a Don Lorenzo por ninguna parte. Algunos afirmaban que se había marchado de Toledo para no tener que enfrentarse al fantasma del castillo. ¿Dónde estuvo todo este tiempo?

     Lo cierto es que el valiente capitán se propuso resolver el enigma del misterioso ser que aparecía por las noches en el torreón, por lo que una noche abrió la puerta del puente y subió al castillo hasta llegar a la puerta del castillo que mira a la ciudad (la puerta oeste), la cual debería estar abierta, aunque ante él estaba cerrada. Era el único acceso al castillo. Dio dos golpes a la puerta y se abrieron los cerrojos sin que hubiera nadie tras la puerta.

 

 

     Don Lorenzo cogió su espada y pasó al patio, no sin antes haber hecho la señal de la cruz.

     

     Dice la leyenda, que desde aquella noche, el fantasma no ha vuelto a verse. ¿Quién era ese misterioso espectro? Nadie lo sabe salvo el infortunado Don Lorenzo, valiente guerrero, que no suelta prenda y cuando se le pregunta por el asunto, solo sonríe y no comenta nada al respecto.

 

FUENTE:

 

Leyenda:

 “La vuelta a Toledo en 80 leyendas

De: Javier Mateo y Álvarez de Toledo y Luis Rodriguez Bausá

 

Fotografías:

Angel Martinez Torija

 

 

 

Categorías: leyendas

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